jueves, 21 de marzo de 2013

El Santo Entierro y La Virgen de los Dolores: Relación Historica



De todos es conocida la antiquísima devoción que hay en Paradas a la imagen de Nuestro Señor Jesucristo representada en su Santo Entierro y a la de la Santísima Virgen María en su advocación de los Dolores.

Durante dos siglos, aproximadamente (que no es poco), estas devociones estuvieron estrechamente ligadas, circunstancia posiblemente desconocida por muchos y que incluso pasó algo desapercibida durante el pasado año 2011, en el que en Paradas celebramos el CCL aniversario fundacional de la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores. 

Es por ello que aprovecho este espacio que para este fin la Hermandad del Santo Entierro me ha ofrecido (lo cual agradezco), para aportar información al respecto.

Para explicar el nacimiento de esta histórica vinculación debemos remontarnos a los orígenes de ambas hermandades.

El dato más antiguo que conozco de la presencia en Paradas de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús y Santo Entierro de Cristo, la sitúa ya con vida en el año 1595, tomando como fuente el Archivo de Protocolos de Paradas (Signatura 552, ff 480-480v), referido en el libro "Documentos inéditos para la historia del arte en la provincia de Sevilla: siglos XVI al XVIII", de Fernando de la Villa Nogales y Esteban Mira Caballos, donde queda documentado el compromiso de Juan Alonso de Rivera para pintar las bóvedas de la capilla que la hermandad tenía en el hospital de San Juan de Letrán:

“Sepan cuantos esta carta vieren como yo Juan Alonso, pintor, vecino de la villa de Marchena, estante en esta de Paradas, otorgo y conozco, por esta presente carta, que me obligo de pintar por mi mano propia la capilla que está hecha en el hospital de esta dicha villa donde ha de poner el culto del dicho hospital, lo de dentro ella de azul, y a los lados, San Francisco y San Juan Bautista, con todo su ornato alrededor y en una tarja arriba figurando el Espíritu Santo en medio de ella, todo de buenos y finos colores, bien pintado a uso de buen oficial. Y la daré acabada de pintar de hoy en quince primeros días siguientes, porque la fábrica del dicho hospital me dejéis por ello nueve ducados y recibo luego de Bartolomé Jiménez mayordomo de cuyo pago yo el dicho escribano doy fe… (perdido) me han de pagar acabada la dicha obra y no la dando acabada por contento de los diputados del dicho hospital, el dicho mayordomo o otro que fuere lo pueda hacer a mi costa y por lo que más costare… A tres días del mes de noviembre de mil quinientos y noventa y cinco años” (Firma Juan Alonso de Rivera)

Juan Alonso de Rivera era pintor vecino de la villa de Marchena, quien como otros tantos artistas había llegado allí atraído por la relativa prosperidad de esa población a la sombra de las riquezas que generaba la Casa Ducal de Arcos, donde laboraron abundantemente en sus iglesias.

Dicho lo cual, podemos afirmar que ya en las postrimerías del siglo XVI la hermandad del Santo Entierro estaba establecida en la ermita hospital de San Juan de Letrán, donde también lo estaba la de la Vera Cruz, de la que se conoce que fue la primera hermandad de penitencia erigida en la villa de Paradas. Además de estas dos hermandades, ya entrado el siglo XVII, la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno se erigía en 1605, estableciéndose en la iglesia de San Eutropio, a donde pronto se trasladaría la del Santo Entierro.

Con estos antecedentes, pongo en contexto un documento localizado en el Archivo Histórico de la Archidiócesis de Sevilla que tuve ocasión de transcribir, y al que ya hice referencia en el boletín de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno en el año 2009.

Se trata de un escrito del año 1908 dirigido al Mayordomo de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores por los Mayordomos de las Hermandades de Jesús Nazareno, del Santo Entierro y de la Vera-Cruz, en respuesta a una petición del Mayordomo de la hermandad mariana para que las otras tres hermandades costeasen los gastos de cera de Nuestra Señora de los Dolores, como venía sucediendo desde años atrás.

Al margen de la respuesta al asunto en cuestión (en el punto primero las otras tres hermandades argumentan que la de los Dolores de María Santísima cuenta con hermanos y fondos suficientes para afrontar dichos gastos) recuerdan una serie de asuntos que dan especial relevancia a dicha carta.

Entre ellos, señalan que en Cabildo celebrado en 1744 por las Hermandades del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, acordaron costear una nueva imagen de la “Virgen de la Soledad”, debiendo acompañar la imagen a las tres Hermandades en sus actos de culto. 


Nótese que en 1744 aún no existía como tal la Hermandad de la Virgen de los Dolores (también llamada por entonces “de la Soledad”), cuyas Reglas fundacionales datan de 1761 y en ellas se reflejaba la obligación de acompañar a las otras tres hermandades de penitencia de Paradas, que asumieron el grueso del coste de la imagen de la Virgen.



A continuación se transcribe dicha carta del año 1908:

Sr. Mayordomo de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de esta villa:

Tenemos el gusto de comunicar a V. que con fecha del 15 del corriente los Mayordomos de las hermandades del Santísimo Cristo de la Veracruz, de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la del Santo Entierro de Cristo, reunidos con objeto de acordar acerca de la contestación que habrá de darse al escrito dirigido por V. con fecha de 29 de abril del año anterior, en el cual participaba los acuerdos tomados por la Hermandad del digno cargo de V., decidieron contestarla en la forma siguiente:

1º) Que encontrándose la Hermandad de los Dolores de María Santísima perfectamente organizada y contribuyendo los cofrades de la misma al sostenimiento de sus cargas, en la forma que previenen sus estatutos, es indiscutible que el estado de su erario ha de ser más próspero que el de las demás cofradías y, por consiguiente, está en mejores condiciones, para sufragar los gastos de cera, que el de las otras hermandades a cargo de cuyos Mayordomos se encuentran todos los gastos, por lo cual, aunque con grande sentimiento, no pueden acceder al suministro de cera que V. solicita.

2º) Que en cabildo celebrado el 29 de Marzo de 1744, al que concurrieron los Rectores, Mayordomos y Diputados de las Cofradías del Santísimo Cristo de la Veracruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Entierro de Cristo, cuya copia le acompañamos, se acordó, en vista de lo defectuosa e imperfecta que se encontraba la imagen de la Soledad, adquirir otra costeada con las donaciones hechas por las expresadas hermandades y las limosnas debidas a la par de los fieles y con el sobrante costear la imagen del Señor San Juan, cuyas dos efigies quedarían de la propiedad de las tan referidas cofradías a las cuales debían acompañar en los actos del culto, encargándose en el mismo Don Juan Guzmán de recoger las limosnas y donaciones que se obtuvieran para el adorno y culto de las imágenes dichas, de cuyas limosnas y donaciones llevaría cuenta y razón para rendirlas a los hermanos.

3º) Con respecto a la duración de las procesiones, nada puede acordar, pues siendo el punto de la incumbencia exclusiva de la autoridad eclesiástica, a esta corresponde decidir, en armonía con las necesidades del culto, acerca de la hora de salida y duración de las cofradías.

4º) Que de conformidad con el acuerdo cuya copia se acompaña, estas cofradías entienden que, si la Hermandad de la Virgen de los Dolores no está dispuesta a conducir a su imagen en las procesiones de la Semana Santa ni a sufragar los gastos de cera, su Mayordomo cuidará de dejar la imagen colocada en las andas con las ropas, alhajas y demás adornos que sirven para el mayor esplendor del culto y son propiedad de la sagrada imagen; cuidando cada una de las demás hermandades de los gastos de cera y conducción de la Santísima Virgen; entendiéndose que todo lo expuesto sólo hace relación al caso en que la hermandad de los Dolores persista en su acuerdo.

Lo que tenemos el honor de trasladar a V. para su debido conocimiento y efectos, esperando se sirva comunicarnos su conformidad o la negativa en su caso.

Dios

Paradas 18 de Marzo de 1908

(Firman Rafael Salvago, Eduardo González y Ramón Varea)



Dicho esto, añado un dato nuevo que al lector tampoco puede dejar indiferente, y del que llama poderosamente la atención que anteriormente no haya tenido eco en el seno de las hermandades del Santo Entierro y de la Virgen de los Dolores.

Me refiero al dato publicado por don Ricardo Benjumea Cansino en su interesantísimo libro “Más ‘Paraeño’ que el Porche”, en el que nos traslada la noticia publicada en el periódico “El Defensor de Paradas” el 16 de marzo de 1916, apenas ocho años después de la carta anteriormente citada, y que dice así:

“Tenemos verdadera satisfacción en consignar, que la Hermandad de Ntra. Señora de los Dolores, de esta población, se ha unificado a la del Santo Entierro; siendo desde hoy mayordomo de aquella, el que lo es de ésta don Rafael Salvago Núñez.”

De dicha fuente tuve conocimiento un año antes de la publicación del libro en el año 2010, gracias al propio Ricardo Benjumea, quien tuvo la amabilidad de mostrarme el original:





Ante esta publicación no puedo más que preguntarme qué fue lo que sucedió: ¿qué situación llevó a este acuerdo y por qué no perduró en el tiempo? ¿Acaso fue invalidado por las otras hermandades o por ser contrario a las reglas de la Hermandad de los Dolores? ¿No fue efectivo por no llevarse a Palacio? ¿Igual que se acordó una cosa después se acordó otra? ¿Pudo esta decisión haber cambiado el rumbo de la historia de nuestras hermandades? Pasara lo que pasase, no tengo información para responder y las respuestas quedan abiertas al lector.

En estos principios del siglo XX, la Hermandad del Santo Entierro se venía recuperando después de haber atravesado una situación bastante precaria y, según cita en su propia página web, “podemos pensar que revivió momentos de esplendor hasta la llegada de la Segunda República, periodo en el que comienzan de nuevo las dificultades, las cuales culminan en 1936, año en que son destrozadas las tres imágenes titulares de la hermandad, así como su preciada urna.

Efectivamente, este periodo supuso un enorme varapalo para las hermandades en nuestro pueblo, reflejo del ataque que sufrió la Iglesia en España, y todas las hermandades de penitencia perdieron a sus imágenes titulares, destrozadas con saña en los asaltos a San Juan de Letrán y a San Eutropio, con la excepción de la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores, que aun siendo mutilada pudo recuperarse y de cuyo devenir mucho se ha escrito. También fueron destrozados en las cocheras donde se guardaban el paso gótico de la hermandad de la Vera Cruz y el imponente paso barroco de la hermandad de Jesús Nazareno, ambos con apenas veinte años desde su hechura.

Tras la Guerra Civil, las tres hermandades de penitencia “de Cristo” adquirieron nuevas imágenes, y la Virgen de los Dolores continuó acompañando en Semana Santa a las hermandades de Jesús Nazareno y a la de la Vera Cruz, no así a la del Santo Entierro, que hasta su reorganización a partir del año 1975 sólo realizó una salida procesional simbólica, en 1948, coincidiendo con el nacimiento de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor.

Ya entrada la segunda mitad del siglo XX se produjo un cambio el rumbo de la historia de la Hermandad de los Dolores. En el año 1952 se fusiona con la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y con estas nuevas reglas y la situación en la que se encuentra la hermandad del Santo Entierro, se puso fin a esta histórica relación y la Virgen de los Dolores no volvería a acompañar en el culto al Cristo Yacente.

Sin embargo, sí continuó procesionando el Jueves Santo con la hermandad de la Vera Cruz hasta principios de los años sesenta, en que la Virgen de los Dolores estrenó su nuevo paso de palio.

Y así se perdió esta más que bicentenaria tradición, forjada antes de la propia existencia de la hermandad de los Dolores, de acompañar no sólo a la de Jesús Nazareno, sino también a las hermandades del Santo Entierro y a la de la Vera Cruz, hermandades que con las referencias históricas citadas, contribuyeron al igual que la de Jesús Nazareno al origen de la hermandad de los Dolores y al arraigo y auge de esta querida devoción en la villa de Paradas.

Concluyendo ya, sobre la base de los tres documentos citados he intentando hacer una aproximación a lo que ha sido en Paradas a lo largo de la historia la relación entre las devociones al Santo Entierro de Cristo y a los Dolores de la Virgen; son reflejo de parte de nuestra historia, de la que nos sentimos orgullosos y a cuyo conocimiento y difusión nunca debemos renunciar. A día de hoy, ambas devociones gozan de salud en sus respectivas hermandades, existiendo sanas relaciones entre ambas hermandades en el seno de nuestra Parroquia de San Eutropio, a Dios gracias y para su mayor gloria y la de la Santísima Virgen María. Amén.


David Florián Sanz

Marzo 2013
  Boletín informativo Cuaresma 2013 (Real Hermandad del Santo Entierro)

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